martes, 1 de diciembre de 2015

PAN GALLEGO


Elaboración de Pan Gallego.

Ingredientes:
- Harina de trigo de fuerza (W 300-350) 4 partes
- Harina de trigo o centeno del país (Fariña Galega) 1 parte
- Prefermento 100% hidratación (refrescado previamente con harina de fuerza) 30% sobre total de harinas
- Levadura fresca de panadero (0,3-0,5%) para mantener los tiempos de fermentación en valores razonables.
- Agua 85% (el reto es llegar hasta 95%)

Elaboración:
El primer problema lo tenemos en el amasado: largo y con muuuucha agua: el alto grado de hidratación y la fuerza de las harinas obligan a un largo y enérgico amasado para formar una malla proteica resistente que permita un alveolado irregular y muy pronunciado. Si amasamos a mano, mejor hacer algunos ejercicios de precalentamiento porque nos espera una hora (repito, una hora) o algo más de amasado continuo y vigoroso. Si empleamos amasadora, resuelto el problema de los posibles calambres, pero aparece otro: el calentamiento de la masa producido por la fricción continuada (además de la producida por la actividad enzimática), aunque en este caso se consigue un buen nivel de amasado a los 30 minutos.
La mejor solución para lo del calentamiento es amasar a temperatura ambiente fresca; por suerte o por desgracia, gracias al calorcito del veranillo de San Martín (este año todo un señor verano) y con una cocina a 23ºC, solo me cabía utilizar agua de la nevera. El inconveniente de esta solución es que a temperatura baja de la masa, el proceso de formación de gluten también de ralentiza, hasta entrar en la franja óptima de temperatura entre 23-26ºC, por encima de la cual se vuelve a ralentizar (ver Apuntes – Amasado).
En cualquier caso, el procedimiento para obtener un buen resultado ha sido el siguiente:

- Batir en un cuenco parte del agua (68-70% sobre el total de harinas) y el prefermento hasta formar una papilla muy espumosa. Este porcentaje de agua inicial puede variar en función del grado de absorción de agua de cada harina; el objetivo es conseguir una primera masa ni muy seca ni muy líquida.
- Añadir a esta papilla aproximadamente un 10 o 15% de la mezcla de harinas hasta que la papilla espumosa la absorba (con ello retenemos mejor las microburbujas de aire formadas anteriormente, que serviran de núcleos para el alveolado).
En este punto, añadir el resto de harinas y la sal y mezclar hasta homogeneidad. Reservar la levadura para la etapa final del amasado; en este caso, esta buena costumbre de retrasar la adición de levadura cobra especial relevancia debido a la larga duración del amasado, con lo que frenamos en parte el recalentamiento de la masa al retrasar la actividad enzimática.
- Una vez tengamos una masa uniforme, empezar a amasar hasta obtener un grado de consistencia cercano al final; a mano, dependerá con las ganas que se haga, a máquina, basándonos en una Kenwood KM010, son unos 10-12 minutos a velocidad 1,5. Como referencia, decir que para un pan "normal" con harina “normal” y una hidratación entre 60 y 70%, un amasado suele durar en total unos 8 minutos a velocidad 1.
- Cuando se haya obtenido una masa con un nivel aceptable de amasado, añadir el agua restante MUY POCO A POCO. Es muy importante que la adición de agua no deshaga demasiado la estructura cohesiva de la masa, ya que costaría mucho recuperar el nivel de cohesión anterior, por lo que es mejor ir añadiendo el agua como añadimos aceite cuando hacemos un alioli (con amasadora, esta fase de adición de agua tarda unos 10 minutos más).
- Reservar la parte final del agua para deshacer en ella la levadura fresca y añadir también poco a poco. La masa ha de quedar lisa y brillante, capaz de superar con éxito la prueba de la membrana, a pesar de ser muy fluida. En total, 30 minutos utilizando amasadora. Podéis haceros una idea de la velocidad de amasado y de la consistencia de la masa en el siguiente vídeo (perdonad la baja calidad de los vídeos, no es lo mío):

- Pasar la masa a un recipiente cuadrado o rectangular previamente aceitado con aceite de girasol (para no añadir sabor al pan). Tapar y efectuar un reposo en bloque de 3,5-4 horas, en función de la temperatura ambiente, hasta triplicar el volumen. Para temperatura ambiente de 22ºC, 4 horas. Aspecto inicial de la masa:


- Cada 30-45 minutos efectuar un estirado-plegado (hasta un máximo de 3) para reafirmar la fortaleza de la malla proteica. Este reposo es muy largo porque no vamos a hacer una segunda fermentación; también por esta razón hacemos los plegados. Los panaderos profesionales hacen lo que llaman tandas, ligeros amasados intermitentes. El objetivo de esta fase es obtener una masa hinchadísima que se va a mover como un flan, pero suficientemente fuerte como para no derrumbarse en la fase de división y formado. Aspecto de la masa al final del reposo en bloque, con dos plegados  

- Ahora, más difícil todavía: el formado. Si vamos a hacer barras, dividir en piezas del tamaño adecuado a lo brutos que seamos, bolear muy ligeramente para no desgasificar y reposar 5-10 minutos. Formar la barra con muchas suavidad, como si estuviésemos haciendo unas baguettes, pero en rústico. Pero el reto era hacer un bollo, ¡y con moña!; pero de forma auténtica, no añadiendo una bola de masa encima de la hogaza. Hasta que no tenga más práctica y me salga mejor, prefiero poneros un vídeo espectacular de cómo lo hacen los profesionales. Fijaos como se bambolea la masa. Ni boleado ni fermentación secundaria; división, formado… y a la pala del horno. 

Si en vez de un bollo con moña, queremos una bolla, es decir, una rosca gallega, pues igual, aplastando más la masa hasta abrir una abertura en el centro, y al horno.

Bueno, a mi de momento no me sale tan bien pero pongo estas fotos para que conste que lo intento. Primero, "la cosa" fuera del tupper donde ha reposado:


Ahora, una vez formado (es un decir) el bollo con su moña, un poco desprendida ella, como condescendiente...


- Una vez efectuado, como buenamente se pueda, el formado de la pieza, se deja reposar 15 o 20 minutos en caso de barras; en caso de bollos o roscas, directamente al horno: poquito vapor los 5 o 10 primeros minutos. El gradiente de temperatura aplicado es el siguiente: 15 minutos a 240ºC, para forzar el máximo volumen, 30 minutos a 220ºC y 20-30 minutos más a 200ºC, hasta que evapore bien la humedad y el fondo del pan suene a hueco. Siempre con circulación forzada de aire (si se dispone de ella).


El resultado es sencillamente espectacular (sí, ya lo sé, la moña está a la altura de la oreja...):


la corteza es fina, crujiente, con múltiples tonos dorados.


La miga es suave, muy esponjosa, con alvéolos irregulares espectaculares, húmeda y sabrosísima. Particularmente prefiero la mezcla con fariña de centeno que de trigo; tiene un sabor más profundo, aunque ambas posibilidades son… una maravilla. Sobre todo en caso de piezas grandes, dejar enfriar una buena hora en rejilla para que pueda "sudar" el exceso de humedad.


Para acabar, una foto de una barra, con un greñado de los mejores que me han salido, sobre todo tratándose de una masa tan difícil de tensionar al formar.


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